Lo que dijeron los lirios
Rivera pintó a las mujeres que reunían los lirios de alcatraces en sus brazos
que se cayeron de rodillas en un campo de flores, de vegetales, de maíz
mujeres que hemos visto solamente por atrás
sus espaldas y caderas amplias debajo de blusas blancas y faldas negras
su pelo recogido o trenzado
dos trenzas recogidas entre sus hombros
un delicado lazo de tela que los une
la vida de la mujer es poner lo que crea con las manos
para domesticar algo indígena, salvaje.
Sus rostros han sido ocultos para el espectador
pero seguramente Rivera los había visto
había escuchado los rezos privados que susurraban las modelos a las flores
y si el maestro mantuvo un silencio completo
hubiera escuchado los rezos de los lirios:
Te hemos escuchado, Querida.
Guardaremos tus secretos.
Levántate y míranos.
Como tú, somos espléndidas
deseadas por nuestra belleza, elegancia, pureza.
Como tú, los extraños han tratado de domesticarnos
cambiar nuestra esencia para rendir un homenaje
a los dioses de los europeos
con una flor africana
sembrada en el suelo mexicano.
Como tú, somos la conciencia de que lo que viene de la tierra
es más fuerte
que lo que se corta con una espada.
Estamos en camino a la muerte
no nos falta mucho tiempo
para brillar en tus brazos bronceados
para mantener cabezas altas.
Llevaremos tus rezos con nosotros
y cuando nos encontremos otra vez
trenzaremos tu pelo plateado
te envolveremos en la sábana blanca de la muerte
te rodearemosen una manta de alcatraces
te plantaremos en el campo de las estrellas
donde brillan por siempre todas las mujeres
que lloraban afuera de la vista
del pintor y espectador.
What the lilies said
Rivera painted the women who gathered calla lilies in their arms
who fell to their knees in a field of flowers, vegetables, corn
women we’ve seen only from behind
broad backs and hips under white blouses and black skirts
hair pulled back or braided
two plaits tied between their shoulders
held together with a delicate ribbon
a woman’s life is to take what she creates with her hands
to tame that which is indigenous, wild.
Their faces have been hidden from the viewer
but surely Rivera had seen their faces
heard the private prayers the models whispered to the flowers
and if the Master held completely silent
he would have heard the prayers of the lilies:
We heard you, Dear.
We’ll keep your secrets.
Rise, look at us.
Like you, we’re splendid
desired for our beauty, elegance, purity.
Like you, strangers have tried to tame us
change our essence to pay homage
to European gods
with an African flower
planted on Mexican soil.
Like you, we are aware that what comes from the earth
is stronger than what is cut with a sword.
We’re on our way to death
not much time remains
to shine in your bronzed arms
to keep heads high.
We’ll take your prayers with us
and when we meet again
we’ll braid your silver hair
wrap you in a white shroud
surround you in a blanket of calla lillies
plant you in the field of stars
to shine forever
among the women who cry
out of sight
of the painter and spectator.